Hongo parásito: ¿podría evolucionar hasta convertir a los humanos en zombis?
Sin la capacidad de poder controlar su cuerpo, una hormiga se arrastra lejos de su colonia, se cuelga peligrosamente de una hoja y espera a morir mientras un hongo consume su cuerpo, emerge de su cabeza y libera esporas en el aire. "Son como pequeños adornos de Navidad en el bosque", dice Ian Will, genetista de hongos de la Universidad de Florida Central (Estados Unidos), donde se encuentran estas hormigas zombificadas.
¿Cómo infecta el parásito a los insectos?
Los cordyceps son una amplia categoría de parásitos de insectos y un popular suplemento para la salud. Pero solo los Ophiocordyceps controlan el organismo de su huésped. Se sabe que unos 35 de estos hongos Ophiocordyceps convierten a los insectos en zombis, pero pueden existir hasta 600, afirma João Araújo, experto en hongos parásitos del Jardín Botánico de Nueva York.
Los primeros signos de infección son un comportamiento errático y anormal. Los científicos creen que el parásito toma el control físico de su huésped cultivando células fúngicas alrededor del cerebro que secuestran el sistema nervioso del insecto para controlar sus músculos. No está claro cómo lo hace exactamente, si liberando una sustancia química o alterando el ADN del insecto, señala Will.
Es un proceso que el hongo lleva perfeccionando en su huésped específico desde antes de la historia de la humanidad. "Nuestra hipótesis es que llevan co-evolucionando unos 45 millones de años", afirma Araújo. (Podría interesarte: Un hongo se convierte en grave amenaza para la existencia de los plátanos)
¿Estamos seguros de que no puede infectar a los humanos?
Para que el hongo se trasladara a cualquier animal de sangre caliente haría falta un serio trabajo evolutivo.
"Si el hongo realmente quisiera infectar a los mamíferos necesitaría millones de años de cambios genéticos", profundiza Araújo.
Cada especie de hongo creador de zombis evolucionó para adaptarse a un insecto específico, por lo que las cepas únicas tienen poco efecto en un organismo excepto en el que evolucionaron para infectar. Por ejemplo, un cordyceps que haya evolucionado para infectar a una hormiga en Tailandia no puede infectar a una especie de hormiga diferente en Florida. "Si el salto de una especie de hormiga es difícil, saltar a los humanos es definitivamente ciencia ficción", dice Will. "Pero esta idea de que la temperatura desempeña un papel en las infecciones fúngicas es ciertamente razonable".
Pandemia de hongos: ¿Qué relación tiene con el aumento de las temperaturas?
Incluso sin la amenaza inminente de los hongos parásitos, hay muchos otros hongos a los que temer. Se calcula que existen millones de especies de hongos en el mundo, y se sabe que unos cientos son peligrosos para el ser humano.
Una cosa que nos ha protegido de las infecciones fúngicas graves son nuestros propios cuerpos calientes. El cuerpo humano, con una temperatura en torno a los 36°C, es demasiado caliente para que la mayoría de las especies de hongos propaguen una infección; prefieren un rango de 25°C a 30ºC. "Una de las razones por las que tenemos hongos en la piel es que pueden introducirse entre los pliegues de la piel.
Son lugares húmedos y oscuros donde los hongos pueden proliferar a una temperatura inferior a la corporal", explica Shmuel Shoham, experto en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. "A medida que la Tierra se calienta, existe la preocupación de que el cambio entre la temperatura ambiental y la temperatura corporal no sea tan drástico", afirma. Hipotéticamente, eso facilitaría que los hongos que han evolucionado para soportar temperaturas exteriores más cálidas también pudieran sobrevivir dentro del cuerpo humano.
Existe una especie de hongo capaz de infectar a las personas que, según los científicos, puede deberse al aumento de las temperaturas: Candida auris.
El fenómeno de los hongos que infectan a los insectos y los convierten en "zombis" es realmente sorprendente desde el punto de vista de la biología y la ecología. Los hongos del género Ophiocordyceps han desarrollado una estrategia única para infectar a las hormigas y controlar su comportamiento.
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